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normas y límites

Las reglas, normas y límites son esenciales en la crianza de los hijos. Gracias a ellas los hijos pueden desarrollan su autonomía, personalidad y habilidades en un ambiente seguro.  Cuando las normas y límites no existen se producen consecuencias negativas en los hijos; los niños crecen con problemas de conducta, dificultad para relacionarse con el mundo y saber qué es permitido hacer y que no.

Es importante que desde la primera infancia se establezca una rutina enmarcada dentro de ciertas normas y límites. De esta manera, los hijos tendrán mayor probabilidad de desarrollar un buen comportamiento y crecer dentro de un sistema que les brinda seguridad para desarrollarse de manera favorable. 

Claves para fijar normas y limites en el hogar

Deben adaptarse a la edad de los niños

No es lo mismo fijar normas y límites para un niño de 5 años que para un adolescente. Si se quiere tener éxito en la implementación de las reglas, estás deben adaptarse a la edad, al grado de madurez y autonomía de los hijos.

A la medida que vayan creciendo y adquiriendo nuevas habilidades las normas deberán ir ajustándose también. De esta forma, los niños y adolescentes tendrán expectativas acordes a sus capacidades.

Asimismo, las normas deben ser dialogadas y concertadas entre todas las partes; durante los primeros años de vida tendrán que ser impuestas, pero a medida que los niños sean capaces de entender y expresarse, habrá que involucrarlos en su creación, discusión y negociación antes de que se fijen. Esto hará que haya una mayor adhesión y menos resistencia, por lo tanto estarán más dispuestos a cumplirlas.

Las normás y límites deben tener una razón de ser

Las normas que carecen de sentido y se fijan “porque sí y punto” o “porque en la casa se hace lo que yo diga”, no son eficaces. Es importante que las normas y límites sean explicadas y que los niños tengan claro cuál es el objetivo, por qué es importante cumplirlas y qué pasa cuando se infringen.

Deben entender que las reglas los protegen a ellos y a los demás miembros de la familia; que garantiza la sana convivencia y que favorece las buenas relaciones entre todas las personas. 

Deben ser claras, concisas y comprensibles

A la hora de establecer reglas, normas y límites con y para los niños, se debe procurar utilizar un lenguaje claro, sencillo y comprensible para su edad. Por ejemplo, no es suficiente con decir “pórtate bien”; hay que darles indicaciones precisas, qué se espera de ellos y qué se puede hacer y que no.

Es bueno que, al dar una instrucción se tenga seguridad de que los niños entendieron. Para esto se puede pedirles que expresen en sus propias palabras lo que deben hacer o que manifiesten sus dudas.

Las normas y límites deben expresarse en positivo

Es más eficaz expresar las normas en términos positivos; que los niños sepan lo que deben hacer en lugar de lo que no. Por ejemplo, es más favorable decirles “habla en voz baja” o “levántate del piso” que decirles “no grites” o “no te tires al suelo”.

En vez de prohibirle hacer algo es mejor darle una alternativa u opción aceptable. Por ejemplo, en lugar de prohibirle rayar las paredes, es más efectivo explicarle por qué no las debe rayar y darle una alternativa para pintar; puede ser una hoja de papel o un cuaderno que solo utilice para tal fin. Al darle otra opción le estás demostrando que sus sentimientos y deseos son válidos.

Es importante destacar los beneficios de cumplir las normas y evitar los mensajes que generan miedo, culpa, vergüenza. Es mejor decir: “si te vas a dormir a la hora que acordamos, descansarás más y tendrás más energía para jugar mañana”, que decir: “si no te duermes temprano el coco te va a jalar la pierna”.

Deben ser coherentes y firmes

Al mismo tiempo, al establecer las normas y límites con los hijos es clave negociar también las consecuencias de no cumplirlas. De esta forma, sabrán lo que puede pasar si infringen las reglas y podrán autorregular su comportamiento.

Ahora, las consecuencias o sanciones deben ser coherentes con la norma que incumplió. Por ejemplo, si juegan dentro de la casa y rompen algo, lo más lógico es que ayuden a limpiar y que entreguen una parte de su mensualidad para comprar lo que dañaron de nuevo. Prohibirles ver televisión no tiene conexión con lo que hicieron y por ende no podrán reflexionar sobre su comportamiento.

Otro punto es que, la aplicación de la consecuencia debe ser lo más inmediata posible y no esperar mucho tiempo; esto les quita la capacidad de pensar en lo sucedido y establecer conexiones lógicas entre los hechos.

Por último, el cumplimiento de las normas y límites no debe depender del estado de ánimo de los padres; deben aplicarse con firmeza y respeto en todo momento y lugar. Si algunas veces se cumplen y otras no, o por el contrario, se dejan pasar por temor a que el niño grite o haga pataletas en un lugar público, va a provocar que crea que puede saltárselas, cambiarlas o conseguir lo que quiera mediante llantos o agresiones.

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Consejos para crear normas y limites efectivos en casa

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