Hablar de sexualidad es un tema díficil. De hecho, solo basta mencionar la palabra basta para que muchas personas la relacionen con el sexo y se pongan nerviosas. Lo que no tienen en cuenta es que la sexualidad es mucho más que sexo; es un tema importante para el desarrollo y construcción de la identidad y la personalidad. Y debe tratarse como tal, un aspecto normal en la vida de toda persona.
La sexualidad es un área de la vida que vivimos y experimentamos todos los días; desde el nacimiento hasta la muerte. Así, lo único que ha generado el misterio y la censura con el que se ha abordado este tema es el surgimiento de mitos. Más aún, ha provocado que muchas personas hayan generado una incapacidad para afrontar y hablar de sexualidad de una manera saludable. Todo esto, siendo producto de la crianza y la educación.
¿Qué es la sexualidad?
La sexualidad es un fenómeno complejo que pone en juego diversos aspectos constitutivos de la naturaleza humana. No es fácil definir la sexualidad, pero en pocas palabras es lo que somos, sentimos, creemos y expresamos. Está formada por las dimensiones biológica, psicológica y social que se interrelacionan e influencian a la vez.
La sexualidad tiene diversas funciones. Por un lado, permiten que seamos capaces de comunicarnos con otras personas. Por otro, ayuda a establecer lazos afectivos con familiares, amigos y con la pareja romántica. La reproducción es otra de las funciones, pero no la única como se puede ver.
Además, está formada por otros componentes. Una es la orientación sexual, es decir, la atracción erótico-afectiva que podemos desarrollar hacía una persona del sexo opuesto o del mismo sexo. Otra es la identidad de género y los comportamientos asociados a este; o sea, la forma en la que la sociedad dice que deberíamos vestirnos, comportarnos y expresarnos de acuerdo con el sexo con el que nacimos.
La forma en la que se aborda la sexualidad con los niños y adolescentes tiene un impacto significativo en el proyecto de vida, la gestión de emociones, la capacidad para solucionar problemas y la toma de decisiones.
Entonces, ¿Por qué a la gente le cuesta hablar de sexualidad?
A pesar de que la sexualidad es algo tan natural como comer o dormir, no todas las personas lo ven así. Entre otras cosas, porque se han acostumbrado a reducir la sexualidad a lo genital, contribuyendo así a que esta sea valorada negativamente. Esta es la principal razón por la que la sexualidad se ha convertido en uno de esos temas difíciles de hablar con los hijos.
Factores que indiciden en que sea díficil hablar de sexualidad
Además, otros factores como la historia personal, la crianza y la educación afectan la forma en la que las personas valoran la sexualidad. Por ejemplo, algunas vivencias han condicionado que la experiencia de muchas personas al hablar de sexualidad sea negativa como cuando un niño que se quiere tocar los genitales como forma de explorar su cuerpo, le dicen que es malo y que no se debe hacer. Y así, en todos los ambientes (muchas veces también en el escolar también), los genitales y cualquier tema referente a la sexualidad es ignorado o silenciado de forma contundente.
Otra dificultad que enfrentan las personas es que no cuentan con el lenguaje adecuado para hablar del tema. Las palabras que conocen son obscenas e infantiles, ocasionando que se afronte la sexualidad con vergüenza, incomodidad, sin confianza y sin claridad.
Las creencias religiosas que aseguran que a las “mujeres decentes” no les interesa el sexo, sino que les causa asco y repugnancia, también han provocado censura y miedo al hablar de sexualidad.
La opinión general es que mientras menos se hable del tema, será olvidado y no se va a incitar a las personas; especialmente a los más jóvenes a tener relaciones sexuales. Creencia que por supuesto no tiene ningún sustento científico y se sigue manteniendo en el imaginario de las personas.
Consejos para hablar de sexualidad
El primer consejo para hablar de sexualidad asertivamente es cambiar de actitud frente a ella; es decir, adoptar una postura madura y tener presente que esta es mucho más que sexo.
También es justo tener presente que nuestra naturaleza es sexuada y que desde el mismo momento que nacemos se empieza a desarrollar y expresar. Esto ayudará a que el tema se vea con más naturalidad pues es inherente al ser humano. Pero sobre todo, para mantener una conversación madura, cómoda y segura al hablar de sexualidad es importante informarse con fuentes confiables y no hablar desde el prejuicio.
